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El ciclo financiero de los jóvenes: los salarios bajos suben menos que el precio de la vivienda

Los expertos creen que la solución para facilitar el acceso a la vivienda es construir más viviendas y promover incentivos fiscales, entre otras medidas.


Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los jóvenes hoy en día es el acceso a la vivienda, ya sea en régimen de compra o de alquiler. Una lacra cuyo protagonista es el factor trabajo.


Este colectivo se incorpora al mercado laboral más tarde que las generaciones anteriores, ampliando su formación académica, y al iniciar su carrera profesional sufren mayores prejuicios laborales que el resto de trabajadores y perciben salarios más bajos. Y a todo esto se añade el hecho de que los salarios suben menos que los precios de la vivienda y el alquiler.


Así lo pone de manifiesto un informe del Banco de España, según el cual el incremento del precio medio de la vivienda para el conjunto del país entre 2015 y 2022 superará el 40%. En el caso de las rentas de alquiler, el crecimiento que se ha producido en estos años ronda el 30%. Al mismo tiempo, los salarios de los jóvenes de entre 16 y 24 años han aumentado casi un 26%; y entre los que tienen entre 25 y 34 años, el crecimiento ha sido del 24%.


"Los jóvenes representan el grupo con mayores niveles de desempleo y trabajo a tiempo parcial, y aunque sus salarios han subido más en los últimos años, lo han hecho en menor medida que los precios de la vivienda", afirma el inspector financiero.


Como consecuencia, cada vez se retrasa más la edad en la que se independizan del hogar familiar. Según el Banco de España, "las cohortes nacidas después de 1980 muestran un retraso gradual en la edad de emancipación: El 66% de los jóvenes españoles de entre 18 y 34 años no se habrán emancipado en 2022". Sin embargo, en 2008, la proporción de adultos de 18 a 34 años que vivían con sus padres era ligeramente superior al 50%.


Las cifras de España están por encima de la media de la Unión Europea (donde menos de la mitad de los jóvenes vivirán en el hogar familiar en 2022) y son las segundas peores entre las principales economías europeas. Sólo Italia tiene un resultado peor (casi el 70% frente al 30% de Alemania o el 42-43% de Francia).

España también está a la cabeza de los jóvenes que viven en viviendas cedidas gratuitamente por familiares: en torno al 15%, el doble que la media comunitaria. Por otro lado, registra el peor volumen de jóvenes que viven en alquileres por debajo del mercado.

Expertos consultados por Idealista/noticias confirman que este colectivo está inmerso en un bucle financiero de pobreza y creen que la solución pasa por construir más viviendas y promover desgravaciones fiscales, entre otras medidas.


Los bajos salarios son un aspecto fundamental


Según Luis Corral, director general de Foro Consultores Inmobiliarios , el problema fundamental que explica las dificultades de los jóvenes para acceder a una vivienda, "es el desfase entre los salarios de los jóvenes y el precio de la vivienda libre. En general, el factor económico es el que más peso tiene y el problema es que en las zonas donde quieren vivir o tener un trabajo, los precios de la vivienda se han encarecido mucho, como en Madrid o Málaga, por poner algunos ejemplos".

Al no poder acceder a la compra en alquiler, añade Corral, "se produce un efecto pernicioso que les obliga a verse forzados a alquilar o a no desalojar ellos mismos. Y como la oferta de vivienda de alquiler es menor que la demanda, se produce un desequilibrio en el mercado y los precios también se disparan. Por ello, también tienen dificultades para conseguir un alquiler, ya que tienen que desembolsar una parte importante de su salario. Todo esto crea un bucle financiero de pobreza . Si están pagando un alquiler, no pueden ahorrar dinero y esto dificulta la compra. Los jóvenes que no pueden compartir el alquiler se quedan en casa de sus padres porque tienen menos gastos y les permite ahorrar algo, así que superan la barrera de los 30 años y siguen sin emanciparse."

El economista Miguel Córdova también cree que la precariedad laboral es fundamental. "En un mercado caro y por poco dinero, es imposible conseguir un alquiler razonable, y mucho menos comprar una casa", argumenta. Sin embargo, también afirma que "la idiosincrasia de los jóvenes españoles ha cambiado mucho en las últimas décadas; cada vez se asientan más en el hogar familiar, alargan los años de estudio y buscan trabajos más cómodos, como oposiciones, funcionariado, etc. La movilidad geográfica es muy difícil para ellos, lo cual es una nota conceptual característica de los jóvenes españoles que nada tiene que ver con los americanos o europeos en general, que abandonan el nido en cuanto pueden.

Aunque el factor económico es el principal para los expertos entrevistados, no es el único. Francesc Quintana, CEO y fundador de la plataforma inmobiliaria Vivendex , asegura que, además de las oportunidades económicas, influyen otras como "las familias en el sentido tradicional que teníamos, la baja natalidad, la movilidad, sobre todo de los jóvenes". que cambian de trabajo con mucha más facilidad. En muchos casos, la vivienda fija o en propiedad puede ser un obstáculo para el estilo de vida que prefieren."


Lo mismo piensa Miguel Ángel Gómez Hecas, presidente de las asociaciones inmobiliarias FADEI y AMADEI , para quien entran en juego muchos factores. Además del precio de la vivienda, que ha subido más que los salarios en los últimos años; la precariedad laboral y la falta de viviendas asequibles, también influyen aspectos culturales y sociales. Entre ellos, el hecho de que "en España existe una fuerte tradición de permanecer en el hogar familiar, lo que puede retrasar la independencia de los jóvenes"; o que "las expectativas y prioridades de los jóvenes han cambiado y valoran más las experiencias y los viajes que la compra temprana de una vivienda".

Otro experto que menciona el efecto cultural es Alejandro Macarrón, ingeniero, consultor de empresas y coordinador del Observatorio Demográfico del CEU, quien subraya que "en general, los jóvenes del sur de Europa se emancipan a una edad más avanzada que en Centroeuropa y los países más septentrionales de forma tradicional". Si a esto añadimos que el acceso a la vivienda también es difícil, "la edad de la independencia de los jóvenes se retrasa lógicamente aún más". Macarron asegura que, por tanto, "se trata de un problema grave para España como tal, y por su impacto en nuestra baja natalidad" y critica que "abordar seriamente este problema no es una prioridad para nuestros gobernantes, o no están a la altura de las circunstancias", habida cuenta de los escasos datos de que disponemos al respecto."

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